martes, 17 de diciembre de 2013

Historias norteñas I

Después de un fugaz paso por Catamarca y Tucumán, entré en Salta, más precisamente en Cafayate ... gente, yo no tengo la culpa que los 2 polos vitivinícolas más importantes del país estén sobre la ruta 40 (Mendoza y Cafayate) ... así que si me tildan de reiterativo por recorrer más bodegas ... tienen razón. En esta zona, el torrontés es la estrella, así que pasé a interiorizarme en los vinos blancos ... también.
Una de las últimas bodegas ... lo voy a dejar, lo prometo!
Los paisajes son menos nevados que en Mendoza, pero igualmente se pueden apreciar las montañas como fondo de los viñedos. Pero Cafayate no es sólo bodegas, tambien tiene la Quebrada de las Conchas, la Quebrada de las Flechas, artesanías ... pero bueno, seamos buenos entre nosotros, lo que más recorrí fueron bodegas. (foto bodega)
Uno de los días me tomé un descanso bodeguero y me fui al Dique Cabra Corral para cumplir una de las cosas pendientes que no había podido cumplir en los anteriores viajes al norte: saltar en Bungee Jumping

Quebrada de las Flechas, de Cafayate a Cachi
Podría hacerme el macho de América ... pero no, mientras subía a la tarima de "lanzamiento" iba recontra convencido de lo que estaba haciendo, pero al llegar al borde y mirar para abajo se me llenó el culto de preguntas, para que voy a mentirles ... igual me tiré rápido, porque si pensaba mucho no me tiraba ni después de tomarme todo el torrontés salteño.
Obviamente la liberación de adrenalina me generó un estado de exaltación que duró varias horas, excelente, fue una de las mejores tardes del viaje.
Ufff ... estaba fresco allá arriba
Luego de finalizar la etapa "borrachivinícola", seguí rumbo norte, hacia Cachi, por un camino espectacular, recorriendo pueblitos que anticipan los aislados parajes puneños, para transitar el tramo más alto de la ruta: el Abra del Acay. Mientras mascaba coca, rogaba porque el Unito no se apune, y la verdad que se la bancó como un rey, porque ni se enteró de los casi 5000 metros de altura que alcanzamos en el punto máximo de la cuesta.
La bajada no se queda atrás en paisajes, a lo lejos se pueden ver las Salinas Grandes, y luego de unas varias vueltas, llego a San Antonio de los Cobres, un pueblo demasiado gris, donde no se puede encontrar muchas más cosas que el imponente viaducto de La Polvorilla, por donde pasa el Tren a las Nubes.
Viaducto La Polvorilla

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